PANORAMA: LA DANZA DE LA REALIDAD DE ALEJANDRO JODOROWSKY (SPA)

La danza de la realidad

Por Mónica Delgado

La danza de la realidad, película que reúne tras 20 años al cineasta Alejandro Jodorowsky y al productor francés Michel Seydoux, es un arrebato fecundado en el corazón del realismo mágico, sello de agua del imaginario latinoamericano de la interpretación de lo real, pero esta vez para ser el vehículo sentimental de la autobiografía, con toques de grotesco, de un psicomago.

Rodada en Tocopilla,  en el desierto chileno, lugar de origen del escritor y cineasta, esta nueva película de Jodorowsky se centra en la visión del niño que fue, para contar episodios  de la vida de su padre  Jaime, un terrible comunista y stalinista, que traduce su furia hacia el nazismo en una relación ambivalente con su familia.

Con reminiscencias a los personajes de Tod Browning y Federico Fellini, Jodorowsky va construyendo un mundo extraño, metafórico, donde la aparición de personajes anodinos que acompañan la vida en este pueblo macondiano llamado Tocopilla van describiendo esa conexión con el pasado, sublimada y enrarecida, que el cineasta nacido en Chile quiere mostrar con no poca fidelidad. Mas bien, siendo coherente con sus preceptos de su famoso “Psicomagia”, el filme trata de ser una exhumación curativa de los demonios familiares, en clave cómica y por momentos estrafalaria (típica del estilo psicotrópico o rocambolesco de sus filmes anteriores). El mismo hijo de Jodorowsky, Brontis, encarna al padre del cineasta, sellando así todo una oda familiar de catarsis, que busca una nueva mirada para renovar la filiación.

Es inevitable que en esta autobiografía, Jodorowsky realice sus mofas de carácter social, con no poca sátira, sobre el pasado fascista de la dictadura chilena, y asociando este proceso histórico  a la ausencia de la figura paterna (como la tuvo él). Si bien se mantiene todo el espíritu jodorowskiano, en una puesta en escena colorida, que explota precisamente la lateralidad que brindan los espacios de un pueblo pequeño y portuario como Tocopilla, se sienten las situaciones abrumadas precisamente por ese énfasis en lo surreal u onírico (y que inevitablemente evocan también al Pinocho de Benigni, lo que precisamente no es un elogio).

La vida de Jodorowsky, donde él se encarna a sí mismo como narrador presente y omnisciente, se vuelve en La danza de la realidad, en un sueño de niño, pero feroz y por momentos cruel, con momentos logrados pero con varios altibajos, sobre todo argumentales,  en sus más de dos horas de duración. De todas formas, resulta un respiro inusual y que devuelve a este cineasta luego de veinte años a las fauces de la fantasía.

Presentado en la Quincena de Realizadores del último festival de Cannes.

Duración: 135 minutos
País: Francia /México/ EEUU
Intérpretes: Alejandro Jodorowsky, Brontis Jodorowsky, Pamela Flores.

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